(Cassen y Saza, en secuencia de "Amanece que no es poco")
Y en eso andamos… mientras, como ya saben
hago de vientre, sentado en mi trono de roca; nunca mejor dicho, y leo la
prensa. Esa prensa en papel, que desmintiendo el mito, a lo “cazadores de mitos”,
al final no es tan bueno para limpiarse el culo como uno creía. Es más bien
rugoso, y los titulares se te quedan impresos entre cacha y cacha. Así que,
ahora, también, se ha venido abajo, lo de limpiarse el culo con la prensa
escrita… habrá, que lo hagan los pudientes, que limpiárselo con televisiones
LED, por el tema de que casi todos los programas que se emiten son también una
mierda.
Pero dejémonos de milongas.
Yo, de verdad, es que añoro la peseta. Y añoro
el estado de bienestar, cuando iba al banco y me saludaba el botones, vestido
de almirante o general austrohúngaro; y por ir, no sólo te regalaban un
paraguas y un llavero, sino también con un crédito personal de tres mil euros y
una visa – oro para los imprevistos.
Aun recuerdo, con nostalgia, cuando te
llamaban por teléfono y te ofrecían una hipoteca.
-
¡Le ofrecemos las mejores condiciones!
-
No tengo trabajo, ni sueldo
-
¡Es lo mismo, ya encontrará trabajo y ya empezará a pagar en cómodos
plazos dentro de unos meses!
Y es que tenía razón aquel tipo con acento
madrileño, que lo del ladrillo era una buena inversión, y tener un piso en
propiedad en más o menos cincuenta años, era todo un patrimonio para dejar en
la herencia.
-
¿Y qué pasa con los nenes? -
Preguntaba mi señora.
-
¿Qué les pasa?
-
Que son tres.
-
Ah! Pues nada, póngame señor banquero, ¡amigo mío y estimado
compañero! Tres kilos, cuarto y mitad de hipotecas para comprar varios pisos.
-
Y el de la playa.
-
Y el de la playa, señor director.
-
Llámame Carlos, corazón.- Me decía zalamero el director bancario.
Ahora, me pregunto yo donde estará ese
director. Lo último que oí es que, como San Pedro en su día, renegó de mi hasta
tres veces, antes de que cantara el gallo… en fin… así es la vida, que un día, entre recortes, cortes
y “sin dioses” a alguien se le va a ir la pinza, la cabeza y va a perder un
tornillo o peor aún, lo empeñará en el Monte de
Piedad. No sólo se pondrá en las barricadas de la puerta del Sol, sino
que se alzará con proclamas tan insólitas e inapropiadas como: “Queremos una
vivienda”, “Queremos un trabajo”, “Queremos comer”… en resumen, como diría De
Guindos, un sinsentido….
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