Ella no sonríe. No sonríe porque un juez la
ha condenado a casarse con el animal (eso no es un hombre) que la ha violado;
¡atentos! Para que éste, hijodelagranputa,
se libre de la cárcel.
Ella no sonríe porque fue forzada.
Ella no sonríe porque fue violentada.
Ella no sonríe porque para ella no existe la
justicia, ni siquiera la venganza, ni la revancha.
Ella no sonríe. Está triste y no es que sea
una princesa, que diría Rubén Darío. Es sólo una niña. Una niña normal, tan
normal como esas niñas que vemos por la calle jugando con sus móviles, hablando
de sus cosas, de sus primeros chicos, del cantante de moda.
Ella no sonríe porque le han robado la
inocencia, se la arrebatado de un zarpazo feroz; un depredador que en la cadena
alimenticia está un escalón por encima de ella… allí. Aquí, como dice el bueno
de Xoan C. estaría colgado de un pino gallego, boca abajo, y los cuervos
carroñeros le sacarían los ojos, hasta escarbarle las cuencas y dejárselas tan
vacías como su pútrido corazón.
Ella no sonríe porque su padre está
frustrado, porque su padre que tal vez creía en la justicia de su país, ahora
se ha llevado un varapalo, una bofetada de esas de cinco dedos marcados a fuego
en la cara.
Ella, que se llama SAFAE, y lo pongo en
mayúsculas, ha sido obligada a casarse con la bestia que la profanó para salvar
su honor. ¿Qué honor? Me pregunto yo. ¿El honor del violador? ¿El honor de
Safae? ¿El honor de su familia? ¿El honor de la justicia?
Safae no sonríe porque tiene miedo, porque va
a ser mamá de un animal. Porque va a traer una criatura al mundo fruto de un
bestialismo… una criatura que será juzgada antes de nacer, incluso por la pobre
e inocente Safae que, quizás, sólo traía agua del pozo, o jugaba con sus
muñecas y sus amigas, soñando con convertirse algún día en una gran doctora.
Quizás.
Safae, que ahora, no sonríe, tal vez, algún
día disimule su mirada perdida y triste. Y, si Dios o Alá lo quieren, se
convierta en un ejemplo de lo que NO es JUSTICIA. Pero hoy, ha perdido su tren
para jugar a las tacitas de té, y ese tiempo, no volverá jamás, porque es
irrecuperable.
Esta es Safae….
Y perdona que hoy no sea jocoso, pero hoy
también lloro, pero a mi manera. Con rabia, con ira, con la cólera de un
guerrero viejo curtido en millas y mares, con la piel llagada por la salitre y
la arena del desierto, el aire cálido del Sáhara, y la tramontana. A mi manera,
como tú, amigo a la tuya, ahora, mi estómago se ha cerrado, y si pudiera
vomitaría palabras prohibidas que como cicatrices se han dibujado en su pequeño
corazón de catorce años.
La vida no es justa....
ResponderEliminarLa vida, en ocasiones, es una puta mierda.
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